domingo, 22 de noviembre de 2009

Artículo I. "Caso Boixaca"

El pasado 5 de mayo se cumplían 20 años de la muerte del niño de Boisaca. Un misterioso accidente que en 1988 creó un enigma hasta nuestros dias, donde un joven fue atropellado en la vía del ferrocarril y que, hasta nuestros días, su identidad sigue siendo todo un misterio.

El 5 de mayo de 1988 José Aira Martínez, maquinista del tren comenzaba su trabajo de trasladar a cientos de personas desde Galicia hasta Madrid con varias escalas en el trayecto. El tren se puso en marcha, pero al llegar al Puente de Paredes, a 6 kilómetros de la capital gallega, un ser se apareció de la nada en las vías ferroviarias. Alertado, José tocó la bocina del tren, pero el ser al mirar hacia atrás no reaccionó y fue atropellado por el tren.

A unos pocos metros, José detuvo el tren y bajo de este para dirigirse al final de los vagones con el fin de auxiliar al herido. Pero al llegar a este, los ojos de José observaron la imagen de un ser partido en dos partes y totalmente deforme.

Junto a un compañero, José puso el cuerpo del joven en los extremos de los raíles y lo tapó. Minutos mas tarde llamó a la estación y en breves instantes hizo aparición los servicios municipales y policías.

La victima solo llevaba en su poder un billete de 5000 pesetas, otro de 1000 pesetas y dos monedas de 100 pesetas. Ni cartera, ni DNI, ni cualquier otro tipo de identificación.

Acto seguido, los jueces levantaron el cuerpo con la idea de que aquello había sido un suicidio y este fue trasladado al Departamento de Medicina Legal del Instituto anatómico forense.

Pero tras este suceso, las dudas han creado un misterio ante un muchacho que no existe. El joven, sin identificación y sin Documento Nacional de Identidad, no fue reclamado por nadie. No se denunció la desaparición de ninguna persona por aquellos días. Su inquietante rostro añadía más incógnitas al controvertido asunto: La cabeza era muy voluminosa, poseía dentición completa con algunas piezas afiladas y salientes. Pero el dato que más llamó la atención de los especialistas fueron las orejas: las tenía absolutamente planas, rotadas hacia delante y sin pliegue alguno en el pabellón auditivo externo.

Cabe destacar también la actitud del joven. Según el testimonio del maquinista, el joven solo giró la cabeza cuando este hizo sonar la bocina del tren. Ante todo esto, podemos pensar diferentes hipótesis sobre la actitud del joven:

Que era sordo o se había escapado de algún centro, hipótesis que no puede ser sustentada ya que se hubiera reclamado el cadáver o al prófugo por desaparición en ambos casos. También podemos pensar que el joven era un mendigo o persona de la calle, pero como afirman las investigaciones, las manos y su ropa cuidada, daban la hipótesis por negativa.

Toda la información y conclusiones barajadas aportan un gran misterio al caso del joven, del cual no se conoce nada tras 20 años de investigación, y que espero que, con este resumen a grandes rasgos, no olvidemos que este es uno de los casos mas inquietantes de todos los ocurridos en el s.XX en la geografía española.

Art. publicado el 14 de mayo de 2008.-

Adrián G.